Los olvidos del 70 del poeta-mártir
Sociedad
Juan Gelman fue un
poeta extraordinario; la búsqueda de su nieta -robada apenas nació- fue
ejemplar y conmovedora; la pérdida de su hijo y de su nuera durante la
dictadura provoca dolor y espanto, como sucede con todos y cada uno de los desaparecidos.Todo
eso es verdad. También es verdad que desde fines de los 70 Gelman abrazó la
lucha armada y que entre 1973 y 1979 fue "oficial" de Montoneros. Es
decir, tomó el riesgo de morir por la "patria socialista", pero
también la decisión de matar a otros argentinos.
Esos seis años en
Montoneros incluyen los tres años de los cuatro gobiernos constitucionales del
peronismo, donde hubo atentados como el que le costó la vida al sindicalista
José Ignacio Rucci, hombre de confianza del general Juan Domingo Perón, y
ataques como el de Formosa, donde murieron doce defensores de un cuartel
ubicado en los suburbios de esa ciudad, entre ellos diez soldados conscriptos
de 21 años que estaban de guardia aquel domingo 5 de octubre de 1975.
Luego de romper con Montoneros,
en 1979, Gelman se dedicó a la escritura y no quiso hablar de su experiencia
armada. Sí hizo frecuentes y sentidos reclamos por la verdad y la justicia con
relación a los crímenes de la dictadura. Una astucia que convence a muchos,
pero no a todos. Por ejemplo, no ha convencido al filósofo oscar del Barco, un
venerado intelectual de izquierda que en 2005 provocó una intensa polémica
entre sus camaradas y compañeros, que derivó incluso en un libro titulado No
matar, sobre la responsabilidad.
Es que en diciembre de
aquel año, la revista La Intemperie publicó una carta de lectores en la que Del
Barco realizó una profunda autocrítica sobre su respaldo a distintos grupos
guerrilleros. "Ningún justificativo nos vuelve inocentes. No hay «causas»
ni «ideales» que sirvan para eximirnos de culpa. Se trata, por lo tanto, de
asumir ese acto esencialmente irredimible, la responsabilidad inaudita de haber
causado intencionalmente la muerte de un ser humano", señaló.
Lo había conmovido una
entrevista de esa revista cordobesa a un ex miembro del Ejército Guerrillero
del Pueblo, quien relató que habían fusilado en forma sumaria a dos de sus
compañeros porque no lograban adaptarse a la vida en la selva. Eso ocurrió en
1964, en la zona de orán, en Salta. Era un grupo guerrillero enviado por el Che
Guevara y financiado por el gobierno cubano para contagiar la revolución
socialista en nuestro país.
En su carta, Del Barco
recordó un reportaje reciente de Gelman en el que el poeta se pronunciaba a
favor de la verdad y de la justicia, como lo haría dos años después al recibir
el Premio Cervantes por su obra literaria.
Del Barco, quien
conocía a Gelman desde su común militancia en el Partido Comunista, agregó:
"Es cierto. Pero para comenzar él mismo tiene que abandonar su postura de
poetamártir y asumir su responsabilidad como uno de los principales dirigentes
de la dirección del movimiento armado Montoneros. Debe confesar esos crímenes y
pedir perdón por lo menos a la sociedad".
"Los otros
mataban, pero los «nuestros» también mataban. La verdad y la justicia deben ser
para todos", señaló.
El filósofo admitió que
Gelman padecía "el dolor insondable de tener un hijo muerto, el cual,
debemos reconocerlo, también se preparaba para matar".
Son palabras que ahora
vuelven a cobrar sentido y necesidad, con la fuerza de esas verdades
pronunciadas en soledad, frente a un coro políticamente correcto..