sábado, 24 de diciembre de 2011

RESISTIRE

Resistiré - Luz García Hamilton tras su visita a Marcos Paz....
Por Luz García Hamilton
Periodismo de Verdad

El lunes finalmente fui a Marcos Paz. Pude ver con mis propios ojos cómo viven los presos políticos, si es que realmente viven. Presos y tras las rejas – en el sentido literal de la palabra – muchos de ellos sin siquiera tener condena, ven pasar los días y correr los años con la desesperanza que les da la falta de verdadera Justicia, y el sueño de poder hacer de Argentina, un país donde haya paz para dejarles como toda herencia a sus hijos, que crecieron sin papás.

Llegar a Marcos Paz fue un periplo largo, para visitar a los presos en la cárcel, no importa que sean presos políticos, delincuentes comunes ó altamente peligrosos, hay que hacer tantos “tramiteríos” que realmente hay que estar convencidos de querer ir y disponer del tiempo suficiente para llegar, hacer cola, someterse a una larga revisación y correr el riesgo de no poder entrar.

No fui en calidad de periodista, sino de cuidadana común y como tal me sometí a la rigurosidad de los controles, acatando todas las normas y condiciones. No fue fácil el ingreso, sin embargo, no hubo tampoco incidentes de ningún tipo.

Tras dos horas de viaje y al internarse en un largo camino de ripio donde la tierra volaba a los cuatro vientos, ya se vislumbra el enorme edificio blanco con techos verdes en medio de la llanura, donde los hombres sienten que han perdido todo, menos la dignidad. Porque si algo los distingue es justamente eso, la dignidad y la hombría con la que aceptan su realidad, sin el menor ánimo de armar revuelo pese a la angustia y la tristeza que muchas veces los agobia y les pesa tanto como la vida misma.

Los hombres entran primero en el turno de las visitas, cuando ellos salen recién llega el turno de las mujeres que lunes y jueves tienen autorización para visitar a sus familiares y compartir con ellos el almuerzo….sólo dos horas y una chicharra horrible suena anunciando el final de la visita…todos se van, cabizbajos, “cada uno a su rancho”.

En un pabellón enorme, pulcro y frío, están dispuestas las mesas, ya cada una de las visitas sabe, por el color del mantel que el preso ha colocado, cuál es la de su familiar y se va ubicando…pasan los minutos y crece la tensión y las ansias de verlos. Mujeres y niños esperan ver a su hijo, a su padre, a su hermano, a su amigo…de pronto se abre una reja naranja de par en par y con ruido a cadenas….una “helazón” recorre el alma….y en fila india comienzan a aparecer ellos, arrastrando una sillita como si fuera una pesada mochila…los chicos van a su encuentro, se abrazan, hay lágrimas y risas por igual. Ellos están serenos como para no angustiar a sus familiares, como para darles tranquilidad. No hay gritos ni hablan en voz alta, cada uno se sienta con su familia y trata de estirar los minutos al máximo compartiendo cada palabra, cada mirada, cada gesto. Conmueve la imagen. Duele. Estremece.

Pienso en la Justicia, ¿cuál Justicia?, que pasará por la mente de los fiscales que investigan los delitos que ellos llaman de lesa humanidad?, y por la de los Jueces que tienen que decidir sobre la libertad o no de estos seres que en su momento lucharon por la Patria?. ¿Qué sentirán cuando ven que hay personas, hombres como ellos, que llevan años en una cárcel, despojados de todo y de todos y que no sólo no han sido condenados sino que ya habían sido amnistiados por Gobiernos anteriores?, creerán ellos en verdad que es serio permitir que las leyes se modifiquen según los intereses de los gobernantes de turno?, les parecerá a los juristas que estudiaron TANTO esas leyes, que en un país serio esto puede pasar?. Y qué sentirán cuando por ejemplo reciben una orden, un decreto o como lo quieran denominar, que les prohíbe investigar delitos cometidos por la guerrilla y que han sido aberrantes como por ejemplo los asesinatos de María Cristina Viola o Paula Lambruschini por sólo mencionar algunos?…les parecerá sensato?…y me sigo preguntando mientras miro a cada uno de ellos buscando un rayito de sol para compartir con los suyos…les parecerá normal que mientras ex guerrilleros que mataron, que violaron, que torturaron o sus familiares han recibido jugosos subsidios u ostentan importantes cargos, estos presos políticos, muchos de ellos mayores de 80 años!!!! estén en el más absoluto abandono y sus familiares solos y humillados….en serio les parecerá normal?

Y miro otra vez a los presos políticos, hay 20 de ellos en huelga de hambre, protestan pacíficamente, se cansaron de la injusticia, si de la IN JUS TI CIA, querrán ellos seguir viviendo?, ¿quién se hará cargo de sus muertes si algo llegara a pasarles en cautiverio?. Por ahora están controlados, pero ellos están convencidos y han decidido “sacrificarse”, ya no importan ellos, pero si los otros casi 900 presos políticos que hay en el país y a los que parecen ignorar. Ahora, habrán pensado los fiscales, los jueces, quienes responderán por esto?, y si el día de mañana se los declara también delitos de lesa humanidad????, lo habrán pensando?

Ojo!!, no se confundan…..nadie quiere hechos de violencia, NADIE, ni siquiera los presos políticos que añoran una Argentina en paz. Violencia, atropello, torturas, NOOO, NUNCA MÁS….en Argentina hubo una guerra, como toda guerra, sucia y cruel y eso debe servir para aprender, para pacificar, para construir y no para destruir. ¿Si se han cometido excesos?…y si, probablemente, lamentablemente…ha habido excesos y abusos de ambos lados, era una guerra, no lo entienden asi?. Pero han pasado 34 años, 34!!! Y cuando el país parecía que comenzaba a perdonar, que no significa olvido, desde el Gobierno volvieron a revolver heridas, a abrirlas, a alimentarlas con odio, con divisiones, con resentimiento….todo lo que no debe hacerse cuando se intenta en serio construir un país, sacarlo adelante.

Los minutos pasaban, corrían….afuera el sol brillaba, sin embargo no alcanzaba para calentar….el frío en el alma de cada uno era evidente por más malabarismos que hacían para no entristecer a sus familiares. La injusticia duele, hiere, no se comprende.

Muchas historias, una en cada mesa….una hija que se casa y el padre que no podrá estar….un oficial de más de 80 años muy enfermo que no da más; varios con cáncer, con deficiencias respiratorias, con problemas serios de salud….alguien que no ve a sus hijos hace años y que en silencio sufre y se hace añicos….porque para él la familia es su única razón de vivir…otros preocupados por su madre o su padre que carga la angustia de un hijo tras las rejas, varios que no conocen al nieto o que no lo pueden ver. Un clamor general, piedad para los mayores de 80, no se puede tolerar verlos acá!!!

Y otra vez me transporto a los jueces….ellos habrán pensado que esos presos, odio llamarlos presos!!! Pero están privados totalmente de su libertad, despojados de sus familias, humillados a más no poder….PRESOS, aunque esa palabra cause una llaga en los corazones de sus familiares….podrán imaginar si ese PRESO fuera su hijo ó su padre?

Son tiempos turbulentos….el kirchnerato se bambolea, las encuestas no les son en absoluto favorables…cada vez hay más descontento y más hartazgo al “régimen” como lo denominan….muchas cosas están saliendo a la luz, la verdad histórica empieza a contarse tal cual fue….pero no con sed de revancha, sino con ansias de pacificar. Nadie teme en este circo que las cosas se den vuelta y que les toque sentarse en el banquillo de los acusados a dar testimonio de tantos atropellos???, no son los derechos humanos para todos los habitantes?, qué pasa?…¿qué nos pasa a los argentinos?

Sigo mirando la escena mientras almuerzo con algunos de ellos. Hay pocas visitas, muy pocas. Es lejos, es cierto y no es fácil. Pero…¿qué se han hecho los camaradas que defendieron la Patria?, seguramente están con miedo y a ellos los comprendo….todos gozan de libertad condicional en este país…y lo saben, mal que les pese. Me pregunto, y los oficiales en actividad?, no van a pedir nunca por ellos?, por los hombres de su Ejército?, y los amigos?, que se han hecho?, tantos, tantísimos fueron los argentinos que aplaudieron el golpe, que rogaron que el comunismo no se apropie de nosotros y….¿dónde están todos?…salvo honrosísimas excepciones como algunos viejos y LEALES amigos que acompañan y contienen, o como el trabajo que generosamente están desarrollando los abogados de Justicia y Concordia que cada semana visitan presos políticos, el resto NO ESTÁ….o por lo menos no los visita porque a decir verdad quienes estamos en contacto diario con la gente sabemos que quienes queremos LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN somos cada vez más….los que queremos una Justicia independiente somos millones y esos millones confiamos en que algo tiene que cambiar.

El almuerzo está terminando, todos miran el reloj nerviosamente….saben que en minutos más sonará la chicharra….y suena implacable, no hay ningún tipo de alargue ni de otro tiempo…de inmediato se despiden, en silencio, con abrazos, con congoja, CON DIGNIDAD, sin llantos ni escenas…en fila india se van a sus celdas….ordenados, pacíficos, con el dolor en el alma pero la frente en alto…

Las mujeres con “la ñata pegada al vidrio” como decimos por estos pagos, quedan mirándolos a través de una reja hasta que los ven desaparecer por un largo pasillo, algunas los llaman, ellos se dan vuelta y tiran un beso….me duele el corazón en serio, no lo puedo creer. En el jardín por llamarlo de algún modo….espacio verde, pasto, alambrados altísimos….alguien esquila unas ovejas…parece reinar la paz allí afuera…claro, ellos, los soldados de la Patria, quienes defendieron a Argentina aun con sus muchas equivocaciones que como todo hombre las habrán tenido, no hacen “alaraques” ni manifestaciones de ningún tipo…con hidalguía se van adentro a sus celdas donde seguramente podrán llorar en soledad o refugiarse en sus oraciones pidiendo a Dios que no los deje flaquear y que les de salud para aguantar, sólo esperan poder trabajar para que sus hijos vean una Argentina pacificada.

Ninguno tiene rencor, todos dicen aborrecer cualquier hecho de violencia. Como si el tiempo y los años los hubiesen tranquilizado. Soportan con dignidad, quieren creer que habrá Justicia….que los hombres del derecho harán primar la razón a las presiones, que su encierro no habrá sido en vano. Si esto sirve para pacificar, entonces resistirán.

Nos vamos….el sol sigue alumbrando como apiadándose del ánimo de las mujeres que serán una treintena, no más y que vamos rumbo a un ómnibus que nos lleva de vuelta…nadie habla….NADIE.

Tengo una sensación rara…mezcla de sentimientos. Me abruma verlos, aún cuando no soy familiar de ninguno, rumbo a sus celdas, ahí, tras la reja. La libertad es el bien más preciado, me pregunto si alguien está libre de culpa…vuelvo a pensar en los fiscales y en los jueces….pido en silencio que Dios los ilumine y casi estoy segura de que lo hará.

Me emociona por otro lado la dignidad con la que viven en el encierro, lejos de sus familias, de sus afectos, del mundo. Hay que tener temple para aguantarlo, y vaya que llevan años…

Cierro los ojos y me viene una canción a la mente…una canción “pegajosa” que posiblemente ellos ni por casualidad conozcan pero que tiene una letra que me llega hasta lo más profundo porque encierra sueños, esperanzas, coraje, garra….y no se porque, en el mismo momento de dejar el penal de Marcos Paz me vino a la mente, se llama “Resistiré” y era de una novela que jamás vi….pero que transcribo acá porque quisiera cantársela a los que quedan allí, tras las rejas, cuando ya fueron amnistiados ó cuando no han sido juzgados…y vaya que me parece injusto que las leyes no se respeten y que los derechos humanos (¿humanos?) sean solo para un sector. La letra es maravillosa…quizás haya algún guitarrero entre los presos políticos…quizás…

Resistiré….

domingo, 27 de noviembre de 2011

5 AÑOS PRESO

5 AÑOS PRESO
Septiembre de 2011
Cumplí ya 5 años como prisionero político o perseguido por la Fe. Fe en la Constitución, en el cumplimiento de órdenes superiores y por estar ideológicamente enfrentado al terrorismo (que es el propio Satanás), así lo expresó nuestro Obispo Emérito al proclamar a San HÉCTOR VALDIVIELSO SÁEZ (primer santo argentino), como nuestro patrono.

Nuestro País se encuentra en un clima negativo de tensiones que no aseguran la paz social. Hay hipocresía, fuimos discriminados jurídicamente alterando el derecho (Argentino y mundial) aplicando la retroactividad de la ley penal. Se anularon indultos al punto que los estragos y asesinatos masivos causados por los terroristas son actos no condenables y se fabricó la visión casera de los llamados delitos de lesa humanidad, excluyendo al terrorismo, negando a los militares toda exculpación por el juramento de obediencia debida sin el cual sería imposible actuar y comandar una guerra.

El gobierno constitucional en 1975 ordenó a las FFAA “aniquilar a la guerrilla” firmando esa orden sus máximos dirigentes pertenecientes al mismo partido que hoy nos gobierna y apaña a los subversivos, los destaca como personalidades, los acoge en el gobierno y hasta les paga abundantes indemnizaciones. A la vez nos mantiene detenidos. Somos detenidos, procesados y condenados en un ejercicio de venganza disfrazada de justicia.

Ningún País repudió a su Ejército por lo que le exigieron sus gobiernos. Ni Francia por lo de Argelia, ni Alemania por las matanzas en Rusia, ni Rusia por las masacres de Polonia y Berlín, ni EEUU por Hiroshima.

Se pierden energías en la banalidad de las venganzas y en la ilusión de muchos derrotados persistentes que quieren transformar a nuestras FFAA en milicias organizadas con ideas muertas y enterradas.

Urge aunarnos en la conquista del futuro inmediato, no se puede engañar a todos todo el tiempo y no se puede humillar a nadie tanto tiempo (ABEL POSSE).

La Argentina va en jet hacia la catástrofe, con FFAA diezmadas con el objeto enconado que ya no tiene que ver con “castigo a los represores”, sino en su demolición total. No se trata de olvidar, sino de renunciar a la venganza, en un País que llega a la indefensión nacional para castigar a unas FFAA por hechos sucedidos hace casi cuatro décadas.

No quieren ni justicia ni reconciliación, solo venganza y miedo, miedo a la verdad, a que se sepa que muchos de los desaparecidos reaparecieron para cobrar jugosas indemnizaciones olvidándose de quienes lo defendieron.

Es el miedo de muchos jueces, querellantes y fiscales a que se acabe el negocio de juzgar y condenar a los militares, es el miedo de muchos ciudadanos comunes que aplaudieron el golpe como si fuera la llegada del Mesías, de aquellos que decían “por algo será” y pedían degüello para los terroristas y hoy tienen miedo que se los recuerde, es el miedo contagioso e infame que se convierte en moneda de extorsión para jueces, periodistas, políticos, empresarios y ni hablar de los lacayos uniformados que por mantener una ilusión de poder olvidan a sus camaradas hoy presos injustamente.

Es el mismo miedo que alimenta la persecución

El pasado es mirado con un ojo tuerto donde las FFAA recibimos el repudio sentados en el banquillo de los acusados y los terroristas están en el gobierno y son considerados héroes. Hasta hemos escuchado que el fallecido dijo: “Todos somos hijos de Hebe” … sobran las palabras. ¿Cómo dejar afuera a los que en nombre de la libertad, asesinaron a mansalva?

Pareciera que nuestro País hoy prefiere chapotear en un eterno barrizal.

El Estatuto de Roma fue quién tipificó los delitos de lesa humanidad estableciendo que estos pueden ser cometidos tanto por agentes del Estado como por organizaciones. Me pregunto: ¿Eran el ERP, MONTONEROS v otros grupos armados organizaciones, o no? Nuestro País K con su justicia prevaricadora e influenciable lo niega inescrupulosamente.

Fuimos las FFAA, Policiales y de Seguridad quienes arriesgamos nuestras vidas combatiendo contra las organizaciones terroristas armadas, cumpliendo órdenes emanadas del gobierno constitucional.

Terminemos con la hipocresía. Se debe reconocer que fueron los terroristas subversivos quienes atacaron en el marco de una guerra revolucionaria, iniciada y elegida por ellos, y que hoy se están manejando impunemente, con un halo de legalidad y esto tarde o temprano terminará afectándonos a todos.

Nuestra democracia se está convirtiendo en la fachada virtual de un estado tiránico virtual oculto.

Es necesario reclamar que los jueces ajusten sus fallos a derecho, que respeten la declaración de derechos y garantías de nuestra Constitución Nacional, que terminen de crear jurisprudencia para luego citarla como fuente de derecho con el fin de servir de herramienta al designio del poder político de turno.

Los hoy presos políticos nos sentimos desprotegidos por nuestras Instituciones que nada hacen y aceptan en silencio que a sus hombres nos enrostren delitos inexistentes en el momento de los hechos no respetando el principio de igualdad ante la ley, el principio de inocencia, la cosa juzgada, la irretroactividad ni las prescripciones, todos ellos principios básicos del derecho.

Los magistrados aceptan a testigos comprometidos autodefinidos como testigos de cargo, ignorando la falsedad de sus testimonios y las denuncias orquestadas a más de 34 años de los hechos, como si se tratase de terceros ajenos, sin intereses políticos o económicos, justificando la lucha armada o percibiendo parte de los 1700 millones de dólares de indemnizaciones que ya llevan cobrados.

Reconozco que estos 5 años se me están haciendo pesados, pero me auto impuse seguir mirando hacia arriba. La tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la depresión mira hacia abajo, pero la fe mira siempre hacia arriba.

Esto me recuerda algo que leí en un folleto (“Venid a mí”) que dice así: Si pones un buitre en un cajón de 2×2 completamente abierto en la parte superior, pese a su habilidad para volar no saldrá de allí, la razón es que el buitre comienza su vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros, sin ese espacio no intentará volar y quedará prisionero de por vida en esa cárcel sin techo. El murciélago que vuela por todos lados durante la noche, no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo, en esa celda abierta arriba todo lo que puede hacer es arrastrarse indefenso pero no volará. La abeja al ser depositada en un recipiente abierto permanecerá allí hasta morir, nunca ve la posibilidad de escapar que existe arriba y persiste en encontrar alguna forma de escape por los laterales cercanos al fondo.

Nosotros en muchas formas somos como el buitre, el murciélago y la abeja. Lidiamos con nuestros problemas y frustraciones sin darnos cuenta que todo lo que tenemos que hacer es ver hacia arriba y El nos dará esperanza. Esa es la gran expectativa que abrigamos todos los creyentes. Cuando tenemos una esperanza, algo que movilice nuestro corazón, podemos tolerar la adversidad del presente. Si no espero nada todo se me hace más pesado y desolador y precisamente, en este momento difícil, viendo tanta injusticia debo creer en la esperanza y me doy cuenta cuales son las cosas valiosas de verdad en la vida y cuáles son los verdaderos amigos.

Para poder vivir y sacar fruto de estos momentos necesito esperanza. Una esperanza qua vaya más allá de decir “ya va a pasar”. Debo incrementar mi esperanza en Dios. Este sin dudas, es el camino. Pedirle al Señor que me sostenga en la esperanza, porque el dolor vivido desde la fe es enriquecedor. Lo que cura el hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptarlo, madurar en el y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo. El nos acompaña hasta el fin.

Recuerdo aquí la última estrofa de la marcha de los Presos Políticos que escribió el profesor BARBERA que dice: “Y SI CRISTO NACIÓ CON SU MUERTE Y EN LA LUCHA DEBEMOS MORIR, PREFERIBLE LA CRUZ DEL CALVARIO QUE SIN PATRIA Y SIN DIOS VIVIR”

Eduardo R. Cabanillas
General de División (R)
Preso Político

viernes, 28 de octubre de 2011

LA MEDIA VERDAD QUE NOS FALTA

La media verdad que nos falta
Por Santiago Kovadloff | LA NACION

Un día, no hace de esto aún dos años, Ricardo Gil Lavedra citó en su casa a Pepe Eliaschev. Lo hizo en nombre de los integrantes de la Cámara Federal y del fiscal que juzgaron y sentenciaron a prisión perpetua a los ex comandantes del Proceso. Gil Lavedra le manifestó al periodista que hacía mucho tiempo que él y sus compañeros aspiraban a contar "la verdadera historia del juicio". Esa historia, le aseguró, nunca hasta entonces había sido relatada: "Siempre pensamos que algún día la escribiríamos. Pero el tiempo ha pasado y ya es evidente que no es algo que haremos nosotros. Además, no la leería nadie. Somos administradores de justicia, juristas tal vez, pero no escritores. Pensamos por unanimidad que la única persona que puede hacerlo sos vos".

Eliaschev aceptó el desafío. Puso, para ello, una sola condición: compaginar a su modo todo lo oído, hilvanarlo con su propio relato, articular la palabra de los jueces con la suya. El libro, en suma, sería su libro; la historia, sin duda, sería de ellos. Por lo demás, y para justificar la tarea, Eliaschev sólo tenía fuertes convicciones. La primera de ellas, nacida de la indignación: "Desde 2004, cuando el presidente Néstor Kirchner enunció desde el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada que durante veinte años la democracia argentina había hecho «silencio» en materia de derechos humanos y que él venía a pedir perdón por tal supuesta omisión, convivo con una insoportable sensación de injusticia y atropello".

Una segunda razón fue la esperanza de contrarrestar con Los hombres del juicio -así decidió titular su obra- el desconocimiento de lo sucedido entre quienes, por ser muy jóvenes en aquellos años o haber nacido después de lo ocurrido, nunca supieron bien qué fue lo que pasó.

A estos dos se sumó un tercer motivo, no menos esencial. Hace largo tiempo que Eliaschev está persuadido de que circula sólo una media verdad sobre los días en que el espanto ejerció su intendencia en la Argentina. Esa media verdad habla de las atrocidades consumadas desde el Estado, a partir del golpe del 24 de marzo de 1976. La otra media verdad, la que se enmascara y termina por distorsionar incluso el alcance de la primera, atañe a las acciones criminales de quienes, ya antes de ese golpe y en nombre de la "patria socialista", embistieron contra el orden constitucional. En la denuncia de este encubrimiento y de algunas de sus consecuencias dramáticas pone el autor de este libro un acento inconfundible por su claridad y coraje.

Más que en una versión aséptica de los contenidos del juicio, Eliaschev se interesó en las vivencias que su desarrollo despertó en los hombres que lo llevaron a cabo. Es así como lo testimonial gana el primer plano de una muy buena parte del libro. Le importó a Eliaschev quiénes fueron esos hombres hasta el momento en que se los convocó para cumplir con el papel histórico que les cupo. Qué sintieron y qué pensaron de esa convocatoria. Cómo emprendieron su tarea. Cómo convivieron cada uno de ellos con los demás en ese desempeño. "Este libro -aclara Eliaschev- detalla los entresijos de unas vidas comunes a las que una bisagra de la historia puso a decidir cuestiones vitales para este país."Así, desfilan por estas páginas la infancia, la adolescencia, la juventud y la adultez de cada uno de los jueces, siempre narradas en una sencilla primera persona del singular. El país en que vivieron y se educaron, sus familias de origen, sus sensibilidades ante los hechos cotidianos y los de mayor relieve espiritual se van plasmando en el libro hasta el momento en que la historia grande golpea a las puertas de cada uno de ellos. Este cruce entre lo medianamente previsible y lo imprevisible y súbito desvela a Eliaschev. Allí hace pie una de sus perplejidades más insistentes. Y su intensidad puede advertirse cuando reconstruye el momento en que el presidente Raúl Alfonsín, en casa del filósofo Carlos Nino, propuso a esos siete hombres que integraran la Cámara Federal que tendría a su cargo el juicio de los ex comandantes. Fue de hecho en esa casa donde se reunieron, por primera vez, tanto entre ellos como con el recién electo presidente de la República, Julio Strassera, Jorge Torlasco, Jorge Valerga Aráoz, Andrés D'Alessio, León Carlos Arslanian, Ricardo Gil Lavedra y Guillermo Ledesma. "Los artesanos individuales de esa fantástica afirmación del principio de la justicia y la consecuente derrota de la noción de impunidad fueron magistrados de la carrera judicial, hombres comunes con vidas parecidas y diferentes, pero a los que el azar impulsó a tener que proyectarse como seres extraordinarios. Esta es la parte más estremecedora de esta historia, la de seis jueces que, con el aporte decisivo de un fiscal excepcional y de una pequeña patrulla de seres indispensables que buscaron y recogieron las pruebas, sistematizaron los datos y averiguaron en los pliegues más tenebrosos del horror para que se supiera la verdad, hicieron lo que tenían que hacer."

Sobresale el momento en que cada uno de sus entrevistados cuenta de qué forma encaró y desarrolló su labor en la Cámara Federal. Cómo se ingresó y cómo se logró salir del laberinto informativo conformado por el caudal agobiante de elementos que debió tomarse en cuenta, las horas invertidas en la recaudación y el análisis de datos y testimonios siempre insoportables sobre secuestros, encarcelamientos y torturas, aportados por los sobrevivientes.

El libro de Eliaschev se suma a lo más esencial de una bibliografía tan diversificada y rica como polémica. Su valor documental y analítico lo inscribe entre las obras insoslayables para alcanzar una comprensión más honda de uno de los conflictos cruciales de nuestro pasado inmediato. Eso se advierte tanto en el retrato implacable del horror sembrado desde el Estado como en la condena enfática que también hace la Cámara de la acción criminal desatada por el terrorismo antes del golpe de 1976 y contra dos gobiernos constitucionales, el de Perón y el de su esposa. Los jueces prueban que fue el terrorismo el primero en recurrir a la violencia armada. Ello permite echar luz sobre la criminalidad -impune todavía- de tantos delitos cometidos en nombre de la revolución. Un párrafo medular de Eliaschev a este respecto: "El surgimiento, desarrollo y esplendor de los grupos guerrilleros dominó la escena política argentina desde por lo menos 1969 hasta 1977 (cuando ya habían sido liquidados). Montoneros, en septiembre de 1974, divulgó con orgullosa fruición, a través de la revista La Causa Peronista, dirigida por Rodolfo Galimberti, los detalles más escabrosos de cómo secuestraron y asesinaron en 1970 a Pedro Eugenio Aramburu. No había dudas, pues, de que el objetivo fue la toma del poder político por parte de las organizaciones terroristas. Groseramente descalificada como «teoría de los dos demonios», la noción jurídica de no menoscabar delitos por el sólo hecho de haber sido perpetrados en nombre de «la patria socialista», es el marco de valores y criterios que le permiten a la Cámara Federal proceder con un juicio y una sentencia sin antecedentes internacionales. Impertérrito ante las argucias, implacable con los autores y ejecutores del plan criminal, no miran para otro lado en el momento de admitir que la Argentina era una herida sangrante mucho antes de 1976". Así, y sin olvidar en ningún momento la condena indispensable de quienes no vacilaron en quebrantar ese año el orden constitucional, el autor subraya el aporte decisivo que realizó la Cámara Federal al caracterizar y repudiar a quienes hoy son injustamente homologados a tantas personas que fueron víctimas inocentes de la represión militar.

Lúcidamente procede, pues, Eliaschev al recordar que sigue impaga la deuda contraída con la verdad y la justicia mediante el encubrimiento de las acciones terroristas. La mistificación y la idealización de esos delitos de lesa humanidad están entre los obstáculos que impiden comprender y superar un pasado tormentoso. Y aun cuando en su momento la Cámara Federal no vaciló en denunciarlos, siguen pendientes de condena los responsables de tantos secuestros y asesinatos (la Cámara Federal contabilizó más de 700 muertes) cometidos en nombre de "la patria socialista" y en desmedro de la democracia y la Constitución.

Hay algo fundamental que no debe olvidarse en estos tiempos en que abundan las voces que buscan negar la autoproclamación que en su momento hizo la guerrilla de sí misma como un ejército embarcado en una guerra de liberación. Me refiero a las palabras con las que el autor rescata los enunciados que al respecto emitió la Cámara Federal: "Desde su aparición formal (1970-71), los grupos guerrilleros, como sus pares de toda América Latina, asumieron contornos, formas y contenidos exasperantemente militares. La cifra de reclutas de la guerrilla oscila entre 7.000 y 15.000 integrantes. Uniformes, grados, escalafón, código disciplinario, obediencia jerárquica: no se privaron de nada. No había dudas, pues, de que el objetivo fue «la toma del poder político por parte de las organizaciones terroristas», como lo afirma la Cámara. Lo que pretendían los insurrectos -sostiene Eliaschev en consonancia con la conclusiones de la Cámara Federal- era subvertir el orden establecido".

El periodista no deja de subrayar que "muchos años después, todo eso se fue desfigurando, primero de manera leve, después a marcha redoblada. Los desaparecidos en los años setenta fueron equiparados a quienes combatieron armas en mano contra un gobierno cuestionable, pero de plena legitimidad democrática". Reabierta la causa contra los ex comandantes, tras la presidencia de Carlos Menem, quien los indultó, y aplicada la figura de la imprescriptibilidad por la calificación de lesa humanidad, los terroristas jamás fueron juzgados ni tampoco sus víctimas fueron reconocidas como tales por ningún gobierno constitucional. Las acciones emprendidas contra las Fuerzas Armadas en particular son hechos que prueban la convicción de los terroristas de que estaban embarcados en una guerra. Como fuerzas militarizadas, pues, fueron combatidos ya en los años de Isabel Perón. Fue en su gobierno que se dio la orden de aniquilarlos. Y, previamente, fue Perón quien durante su último mandato y en respuesta a la agresión terrorista, "optó por la represión ilegal a través de una fuerza parapolicial, la Triple A".

Repudiando contundentemente el golpe de Estado de 1976, contrasentido absoluto si con él se aspiraba a respaldar las instituciones de la democracia y la República, "los jueces aseveran con firmeza que el desafío terrorista era, hacia fines de 1975, de descomunal gravedad y se encarnaba en las acciones del Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros".

Cuenta Gil Lavedra que, entre octubre y diciembre de 1984, él y sus compañeros se consagraron a diseñar el formato del juicio. Fueron horas febriles, cargadas de tensión y aun de enfrentamientos personales entre los jueces. La frágil democracia en que por entonces se vivía y el temor de que pudiera caer persuadió a los jueces de que el registro filmado del juicio a los ex comandantes debía ser enviado a Noruega para no exponerlo al riesgo de su desaparición. La democracia recién recuperada, escribe Eliaschev, "vivía amenazada por huelgas generales de los sindicatos peronistas (ya habían hecho ocho paros generales cuando los videos fueron depositados en Oslo) y por violentos y airados reclamos militares carapintada".

El libro de Eliaschev hilvana con habilidad los enunciados judiciales, su vehemente análisis de los hechos narrados y el relato de cada uno de los jueces. Hay páginas de vigoroso aliento expresivo. En ellas, lo trivial y lo trascendente se enhebran en forma conmovedora. Por ejemplo, en este relato de Gil Lavedra: "No siempre los seis estábamos de acuerdo. En las sentencias y antes de ellas hubo discrepancias. Eramos todos muy individualistas. Nos peleábamos, a veces casi hasta los golpes. La sentencia la firmábamos el lunes (9 de diciembre) a la tarde. Hubo una discusión terrible el sábado por el asunto de la degradación (de los ex comandantes). El domingo, desde las 8, discutimos muchas horas sobre las penas, sin llegar a un acuerdo. Fue ahí cuando dijimos: «Bueno, cortemos. Vayamos a comer una pizza». Nos fuimos a Banchero a almorzar. Nos quedaban un montón de cosas por hacer, no podíamos seguir discutiendo estérilmente las penas. Cuando nos sentamos los seis en Corrientes y Talcahuano, Carlos (Arslanian) sacó una servilleta y se hizo la mediación. Ledesma y yo me parece que éramos los más recalcitrantes, pero aflojamos, transamos. Carlos decidió escribir (las conclusiones) en la servilleta. Cuando terminó, ordenó: «Muchachos, me lo firman». Todo quedó acreditado en la servilleta de Banchero".

Eliaschev ha compuesto una obra relevante y abrumadora. Lo que en ella se aclara y recuerda es tan contundente como lo que se evidencia acerca de lo que aún sigue sin aclaración y sin memoria. Los hombres del juicio provoca los desvelos de un asunto que, por no haber perdido su dramática vigencia, despierta las tensiones y las reflexiones características de un problema que todavía sigue pendiente de solución. Y deja la sensación amarga de que la media verdad ganada sobre aquel oscuro país que fue el nuestro, debe y puede llegar a convertirse en una verdad entera, si lo que ya se sabe se completa con la explicitación de lo que, pese al esfuerzo cumplido por los hombres del juicio, se ha vuelto a silenciar y negar.

Hay en el libro una revelación que dice a las claras por qué Eliaschev llamó a su obra Los hombres del juicio. Una vez más es Gil Lavedra quien la brinda: "Juzgamos a los comandantes asegurándoles plenas garantías. La tarde de ese mismo lunes 9 de diciembre, tras la sentencia, propuse que nos juntáramos a la noche en mi casa. Vinieron todos los camaristas con sus mujeres y el fiscal Strassera también. Mi mujer se encargó de la comida y Carlos (Arslanian) y yo compramos la bebida, varias cajas de vino y champagne. Esa noche hicimos la catarsis. Nadie más que nosotros sabe cómo hemos vivido tan intensamente nuestra independencia como jueces. Nos emborrachamos. Terminamos a las seis de la mañana con todos los hombres desparramados en el suelo. Era natural. Era una catarsis. Tomamos la decisión de no dar una sola nota de prensa. Nadie nos llamó esa noche del festejo, ni Alfonsín ni el ministro Alconada Aramburú. Nadie. Los políticos tampoco fueron al juicio. Estaban todos cagados". © La Nacion

domingo, 12 de junio de 2011

La cortina de humo de los derechos humanos

La cortina de humo de los derechos humanos
Al inicio de la semana / Roberto Cachanosky

Desde el inicio de su gestión, Néstor Kirchner salió a levantar la bandera de los derechos humanos, haciendo una revisión absolutamente sesgada de lo ocurrido en los 70. Por ejemplo, con sumo cuidado se hizo el corte del terrorismo de Estado a partir del 24 de marzo de 1976 sin considerar que la Triple A comenzó a operar bajó el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón.

Ni Néstor Kirchner ni CFK jamás dijeron nada al respecto porque sabían que hablar del terrorismo de Estado antes del 24 de marzo de 1976 implicaba descolocar la imagen de Perón y ganarse la antipatía de esa corriente política.

El matrimonio nunca hizo referencia al terrorismo como una fuerza armada, entrenada por gobiernos de otros países en la época de la guerra fría, que intentó tomar el poder por la fuerza. Me estoy refiriendo a un gobierno elegido por el voto como fue el de Juan Perón e Isabel Perón, que fue acosado por el terrorismo. Tanto es así que Hebe de Bonafini sostuvo cuando se inauguró el Museo de la Memoria (para mí, memoria parcial): “Qué pena los FAL, las armas con las que nuestros hijos quisieron hacer la revolución. Si el museo no va a mostrar cómo fue esa organización revolucionaria, las luchas que se libraron, los hechos que se realizaron, no sirve”. ¿Puede alguien que habla de derechos humanos afirmar semejante cosa? ¿Puede alguien que dice defender los derechos humanos, como lo hacía Néstor Kirchner y ahora CFK, ser creíble en su discurso cuando se abraza a una persona que reivindica el terrorismo como forma de imponer sus ideas y reivindica la violencia y la muerte como forma de tomar el poder?

Hebe de Bonafini tiene varias frases que más que reflejar su compromiso con los derechos humanos, la muestran como a una mujer violenta y autoritaria. Cuando vio con agrado el ataque a las Torres Gemelas no pensó en los miles de inocentes que habían muerto, sino que se expresó como si estuviera festejando un acto de venganza hacia lo que ella considera el imperio norteamericano. Los miles de muertos civiles en las Torres no eran humanos para doña Hebe. La madre de Néstor y Cristina.

El kirchnerismo también inventó La Cámpora por el ex presidente Cámpora, que no tuvo mejor idea como primer acto de gobierno que liberar a los terroristas que, durante el gobierno militar anterior, habían sido juzgados y sentenciados. Esos mismos terroristas que una vez liberados volvieron a sus andadas. Esos mismos grupos terroristas que luego se enfrentaron a Perón. El mismo Perón que los echó de la Plaza de Mayo.

Por eso, francamente, no es creíble el discurso kirchnerista de los derechos humanos. En primer lugar, porque cuenta una historia parcial y desvirtuada de lo ocurrido en los 70. En segundo lugar porque reinventa la imagen de Cámpora que fue despreciado hasta por el mismo Perón y liberó a terroristas que luego salieron a matar gente inocente. Y en tercer lugar porque en cada acto oficial CFK, y antes Kirchner, siempre tenían como invitada de honor a doña Hebe, la misma que se alegró por la muerte de inocentes en las Torres Gemelas y la que dijo que sus hijos habían usado el FAL para hacer la revolución. Una revolución a sangre y fuego, donde cayeron civiles y niños acribillados bajo la metralla del terrorismo. ¿Alguna vez escuchó a CFK, a Néstor o a Hebe hablar de la trágica muerte de la pequeña hija del capitán Viola en Tucumán, asesinada por los FALS terrorista? ¿Los mismos FALS que mataron a la hija del capitán Viola?

¿Alguna vez escuchó a doña Hebe, CFK o Néstor hablar de la muerte de la hija de Lambruschini, que murió en un ataque terrorista que hizo volar un departamento matando a la chica y a otros civiles inocentes?

Ahora que surge todo este escándalo de corrupción de Shocklender y las Madres de Plaza de Mayo, con un desfalco fenomenal de dinero que supuestamente debía ser destinado a la construcción de casas de gentes humilde, todo parece indicar que el discurso de los derechos humanos del matrimonio es más una cortina de humo para tapar infinidad de casos de corrupción que una convicción.

En los inicios de su gobierno Néstor Kirchner llegó a decir que todos éramos hijos de las madres de plaza de mayo. Personalmente yo no me siento hijo de una mujer que no solo destila odio e intolerancia en cada uno de sus discursos, sino que, además, le pasa por delante de las narices un elefante de corrupción y dice que no sabía nada.

Tampoco me siento hijo de una mujer que arengó a tomar el Palacio de Justicia para forzar a la Corte de Justicia a fallar de acuerdo a su paladar.

Hebe de Bonafini cambió de una supuesta defensa de los derechos humanos a empresaria de la construcción y militante kirchnerista.

Cuando uno ve los cientos de millones de pesos que salieron de nuestros bolsillos y fueron a parar a una fundación que dice defender los derechos humanos, pero ahora descubrimos que está envuelta en un fenomenal escándalo de corrupción, y encima, como decía antes, de corrupción con dinero que tenía que ser destinado a esa gente humilde que el gobierno dice defender, decía, cuando uno ve todo esto empieza a confirmar que el tema de los derechos humanos para este gobierno y sus aliados (¿socios?) es una especie de escenografía de cartón y aglomerado que esconde otra realidad. Un proyecto político que quiere el poder para hacer grandes negocios y usufructuar del poder.

¡Cuánto se criticó a Menem en los 90 por el famoso Tango 01, al punto que fue materia de la campaña electoral de 1999, y resulta que ahora doña CFK tiene una flota de aviones y helicópteros, viaja en AUDI y mister Shocklender tenía su Ferrari, aviones, lanchas, etc.! ¡Cuánta hipocresía junta!

Hablar de los pobres, robarles la plata y, encima, viajar en confortables aviones, helicópteros y autos. Hablar de los pobres, tirarles mendrugos para que a cambio tengan que ir a aplaudir los discursos de la señora de negro llorando por él.

Realmente causa repugnancia tanta hipocresía.

CFK dijo cuando lanzó el famoso fútbol para todos que ya no se iban a secuestrar los goles. Un uso burdo del tema de los derechos humanos. Claro, había que entretener a la gente con el fútbol mientras su madre Hebe manejaba una fundación que está, como mínimo, sospechada de corrupción.

En estos años de tanto palabrerío de derechos humanos, inclusión social, solidaridad y demás palabras bonistas, se ha denostado al liberalismo. La realidad es que los hoy llamados derechos humanos no son otra cosa que los derechos individuales que desde sus inicios defendió el pensamiento liberal. Limitar el poder del monarca para que no pudiera explotar económicamente a la población y además impedirle que violara los derechos individuales de los súbditos. El liberalismo, sin llenarse la boca de palabras lindas, busca la prosperidad de la gente bajo el manto de la libertad. Limita el poder del Estado para que el monopolio de la fuerza sea utilizado para defender el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas y no para violar los derechos individuales y someter a todo tipo de arbitrariedades a la población.

Estos falsos defensores de los derechos humanos, hablan todo el tiempo de los pobres, pero detestan que se limite el poder de los gobiernos porque eso les impediría imponer sus proyectos hegemónicos y su corrupción desenfrenada.

En definitiva, cuando escucho hablar tanto de derechos humanos, sensibilidad social, inclusión y cosas por el estilo me acuerdo de aquella frase que dice: “dime de qué te jactas y te diré de qué careces”.

sábado, 28 de mayo de 2011

PUSILANIME BALZA

Las peripecias del embajador argentino en Colombia, Martín Balza: interrumpió a conferencista, minimizó el accionar guerrillero en los setenta y terminó humillado por general colombiano.

Los hechos se sucedieron en el marco de un ciclo de conferencias organizado por la Fundación Víctimas Visibles. Su intervención le reportó notable incomodidad, no solo por defender al accionar guerrillero en la Argentina (“sus crímenes ya caducaron”) sino porque, minutos después, sería revelado el contenido de una carta en fechada de 1989 en la que Balza felicitara a Jorge Videla por “haber dado tanto al engrandecimiento y la profesionalización” del Ejército Argentino. Las incoherencias en el discurso del General (R) se complementan para brindar cada vez más elementos de sospecha a sus detractores, que aseguran que sus opiniones le han valido el obsequio de la Embajada en Bogotá de parte del kirchnerismo y una gruesa cuota de impunidad a la hora de explicar su responsabilidad en el contrabando de armas de 1995 a Ecuador.
Dentro del ciclo organizado por la Fundación Víctimas Visibles, para analizar la trascendencia de la narrativa como instrumento de sanación del dolor de las víctimas y construcción de la memoria histórica. fueron invitados a exponer el pasado 5 de abril, el Lic. Arturo Larrabure y los Dres María Cristina Cacabelos y Javier Vigo.
Larrabure, es hijo del Cnel Argentino del Valle Larrabure, que fuera secuestrado y asesinado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Autor del libro Un canto a la Patria, es Vicepresidente del Centro de Estudios Legales para el Terrorismo y sus Víctimas en Argentina.
María Cristina Cacabelos, integra el equipo animador de Proyecto 70 veces 7, comprometido en el trabajo por la paz nacional mediante la conformación de espacios de reflexión, diálogo y encuentro entre los actores y testigos directos e indirectos, de los hechos de la década del 70, en la convicción que el perdón, que se gesta en la intimidad personal, libera y posibilita la vida comunitaria mediante el ejercicio de la no violencia como medio para promover la paz, la renuncia a la venganza y el amor creativo.
Javier Vigo, es autor del libro Amar al Enemigo donde narra los esfuerzos destinados a concertar un diálogo de reconciliación entre el ex general Jorge Rafael Videla, y el líder de la guerrilla Mario Eduardo Firmenich. Como abogado de Arturo Larrabure libra en la actualidad una batalla jurídica para que los crímenes de la guerrilla sean también considerados de lesa humanidad.
Exposición de Vigo
Vigo, sostuvo que la Argentina vivió en la década del 70 una guerra revolucionaria, lo que fue expresamente reconocido por los camaristas que juzgaron a los comandantes militares.
Motivado por el mea culpa que Firmenich efectuara en l99l, reconociendo la existencia de una guerra, y que la inmensa mayoría de los desaparecidos eran militantes de la guerrilla, escribió el libro Amar al Enemigo.
Al advertir la presencia entre los oyentes del Embajador de Argentina en Colombia, Gral Martín Balza, Vigo recordó haber ponderado el reconocimiento que aquél hiciera como Jefe de Estado Mayor, afirmando que “delinque quien imparte o cumple ordenes inmorales, quien para cumplir un fin que cree justo, emplea medios injustos, inmorales”. Lamento, sin embargo, que Balza no exigiera el mea culpa de los políticos e intelectuales que entonces predicaron lógicas de violencia.
Videla, al aceptar participar en el diálogo de reconciliación, – recordó- puso como única condición que fueran también convocados los referentes políticos e intelectuales de aquél momento, corresponsables del drama vivido, el cual podía incluso partir de los reconocimientos de Balza. a quien Videla no cuestionó por ellos, sino – narra el libro- “por su actitud de separar artificialmente el ejército de ahora del de antes, a los buenos (él) y a los malos(nosotros); por su intención de sustraerse de su pasado del cual él es parte, olvidando que el ejército que comanda es único”.
Reveló Vigo que Firmenich, compartiendo que el peligro de reiteración existe, en la medida que la sociedad argentina niegue su protagonismo en las luchas violentas que ha vivido durante décadas, aceptó participar considerando esencial que el diálogo fuera convocado por una autoridad institucional, porque si no- dijo- “Videla y yo vamos a morir aplastados”.
Lamentablemente, – concluyó Vigo – ni la Iglesia, ni el gobierno lo convocaron, y hoy han vuelto a soplar en la Argentina vientos violentos.
Conmovedores testimonios
De inmediato se proyectó un video filmado al presentarse el libro, ocasión en que el autor fuera acompañado por el Tte Cnel Néstor Marcelo López Vargas- cuyo padre fuera asesinado por un comando del ERP en l974- y Rodolfo Molinas, ex militante montonero.
López Vargas dijo que ni a su padre ni al pasado podía ya salvarlos, sólo podía salvar el futuro. Pese al dolor de haberlo visto destrozado, con veintisiete impactos de bala, había optado por vivir sin odio llevando en su interior el recuerdo y el ejemplo de su padre en vida.
Rodolfo Molinas, leyó la carta que su padre, el Dr. Alberto Molinas, escribiera para tal ocasión, cuyos conceptos conmovieron a la audiencia. Hidalgamente, reconoció en ella que no cabe distinguir entre una violencia injusta y otra redentora, por lo que todos debíamos sentarnos a hacer un mea culpa, coincidiendo en que hubo una responsabilidad de la clase política que difundió la pedagogía de la violencia, la cual también fue proclamada en los colegios y en el púlpito.
“El error más trágico de guerrilleros, militares, políticos y educadores, fue no haber respetado el valor innato de la vida que vale por sí misma y no según lo que se piensa”- concluyó Molinas.
Intervención del Embajador Balza
Molesto por lo que acababa de escuchar, el embajador Balza solicitó permiso para expresar desde el estrado sus opiniones.
Su exposición duró dos horas, impidiendo que Cacabelos y Larrabure pudieran exponer, suscitándose un chispeante contrapunto entre los panelistas, los oyentes y el embajador.
Comenzó Balza por negar la existencia de una guerra, apoyándose en que las Fuerzas Armadas nunca la habían admitido en ningún documento oficial para evitar que los guerrilleros pudieran alegar el carácter de beligerantes.
Vigo le respondió destacando que esa razón de Estado no bastaba para fundar su inexistencia, pues ella fue expresamente reconocida en los “partes de guerra” de las organizaciones terroristas, y, por los propios jueces que concluyeron que Argentina vivió una guerra revolucionaria, en cuyo marco, y por mediar una “necesidad terribilísima” hubiera podido aplicarse la pena de muerte a través del código de justicia milita, procedimientos muy diferente a hacer desparecer personas.
Alegó el embajador que en marzo de l976 las organizaciones estaban sensiblemente disminuidas pudiendo ser combatidas con las fuerzas de seguridad, lo que rebatió Vigo recordando que los camaristas concluyeron que todos los organismos de seguridad habían sido superados.

Sostuvo Balza que Montoneros tenía no más de ochocientos combatientes. Y que el ERP no superaba los seiscientos.
¿Si eran tan pocos, de dónde salieron los 7000 que han cobrado indemnizaciones?- replicó el abogado de Larrabure.

Duelo de generales

Entre la audiencia se encontraba el general colombiano Julio Eduardo Echarry Solano, quien al pedir la palabra coincidió con la tesis de Vigo de que habían existido cuatro demonios: los políticos, los guerrilleros, los políticos y los educadores. “En toda guerra hay excesos, pero después de haberlo oído a Ud, General Balza, parecería que en la Argentina no hubo sino sólo un responsable de todos los muertos, de todos los errores, de todos los desaparecidos. Hasta donde yo me acuerdo creo que a un general debajo de su cama le puso una bomba una guerrillera que se había hecho amiga de su hija. Para ser bien corto, después de haberlo oído a Ud. me entra una profunda inquietud,: tiene razón el Dr. Vigo respecto a que soplan hoy en la Argentina vientos del odio mucho más fuertes que en el 2.001. Después de haberlo oído a Ud. si creo que hay vientos de odio y que los suyos están enfrentados solamente a una de las partes de ese conflicto”

-Yo he estado en una guerra. ¿No sé si vos has estado?, lo azuzó Balza.

-Le hago una aclaración, General. Estuvimos en guerra desde que salimos del colegio militar. Los colombianos hemos vivido cincuenta años de guerra, fue la cortante respuesta de Charry Solano.

Crímenes de lesa humanidad de la guerrilla

Sostuvo Vigo que la mejor manera de superar el pasado es juzgando a todos, sin amnistías, ni indultos, ni leyes de obediencia debida y punto final.

Balza respondió que los crímenes de la guerrilla habían prescripto por no ser de lesa humanidad atento a la ausencia de participación estatal.
Fue entonces cuando la socióloga Ligia Velázquez de Charry hizo oír su voz diciendo: “Nosotros los civiles en Colombia hemos sido sometidos a los excesos de la guerrilla. ¿O la guerrilla no viola derechos? Hemos tenido secuestrados de diez años, tragedias familiares, pero ellos no son responsables jurídicamente porque el único que viola los derechos humanos, según Ud, Gral Balza, es el Estado. Me parece que en aras de la paz, en aras del perdón, es una asimetría completa que jamás llevará a Colombia a la paz. En el caso de la teoría suya, que manejan muchos sociólogos, el victimario siempre será el Estado, pero los civiles que han vivido la tragedia de la guerrilla que no es sujeto de derecho jamás podrán perdonar lo que se les ha hecho y esa será la eterna tragedia que tendrá Colombia”

“No voy a opinar porque sería incursionar en los asuntos internos”- se excusó Balza.

La jurisprudencia internacional

María Cristina Cacabelos brindó un ejemplo de hidalguía cuando, pese a tener tres hermanos montoneros muertos, rebatió al embajador explicándole que la Corte Penal Internacional de la Haya, ha declarado como de lesa humanidad también los delitos cometidos por las bandas terroristas. “Que algunos Estados aún, diciéndose democráticos y republicanos, no quieran, no deseen, no puedan, o no se les antoje cumplir esa disposición de la Corte Penal Internacional de la Haya, a pesar de que esos Estados han reconocido a dicha Corte como válida no significa que no exista esa definición”- expresó

La silla vacía. Cartas a Videla

Lamentablemente Balza faltó a la cita en los dos días subsiguientes donde los panelistas analizaron las diferencias entre la memoria y la historia. La primera, nos enseña Pierre Nora, es vulnerable a toda manipulación. Sólo acepta lo que le conviene. La historia, en cambio, es una operación intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos.

Alegando no haber tenido nunca trato directo con Videla, el embajador lo describió como “un falto de carácter, un pusilánime, un hombre que nunca quiso comprometerse totalmente”.

La historia presentó a los asistentes para su análisis dos cartas, presuntamente dirigidas por Balza a quien tan severamente criticara.

La primera de ellas, de fecha 26.5.1989, va dirigida al “Tte Gral Videla” en momentos en que ya había sido destituido, “haciéndole llegar su más profundo agradecimiento a quien tanto diera por el engrandecimiento y profesionalización” del Ejercito Argentino”.

La segunda, enviada el 20.12.89, dice: “A nadie escapa ya que los tiempos de la historia han comenzado a reubicar los hechos, iluminando la verdad que algunos intentaron colocar en un cono de sombra tan falso como poco creíble. La conjunción de estas fiestas navideñas y el brillo de una gesta heroica que empieza a adquirir su real dimensión a pesar de las falacias, debe ser interpretado con la Fe y la Esperanza del que contempla un nuevo amanecer”.

Citado por el juez argentino Bagnasco a reconocerlas, Balza no negó categóricamente que la firma existente en ellas fuera suya. En cuanto a la referencia a la “gesta heroica”, le aseguró a Bagnasco que aludía a la recuperación de las Malvinas, hecho curioso, pues en su exposición ante los asistentes a la diplomatura el embajador calificó de “aventura” a lo hecho por las Fuerzas Armadas Argentinas, aclarando a los colombianos que entonces “no estaba Videla, eran Galtieri, el almirante Anaya y el Brigadier Lami Dozo, quienes jugaron con un sentimiento arraigado del pueblo argentino llevando adelante una guerra improvisada.”
Remitido por Arturo Cilio Larrabure – Título y comentarios por El Ojo Digital

viernes, 14 de enero de 2011

SERVICIO MILITAR

Servicio Militar

El texto adjunto lo escribió un Ingeniero del Conicet, Ex Liceista del
Liceo Militar General Espejo de Mendoza. Se llama Gabriel Cabrera
Habla sobre el Servicio Militar Obligatorio. No tiene desperdicio.
TEXTO

Acá hay un error de concepto. Eso de que "elegir" ser militar es cosa
de cada uno, es falso. El Artículo 21 de la Constitución OBLIGA a
todos los ciudadanos ("todos y todas", como se dice ahora...) a
armarse en defensa de la Nación. Eso va para todos: hombres, mujeres,
instruidos militarmente o no. Entonces es razonable que, así como
estamos obligados a ir a la escuela para aprender a escribir y a sumar
para algún día ser ciudadanos, en algún momento debemos prepararnos
para algún día ser soldados, ya que ser ciudadanos OBLIGA a ser
eventualmente soldados. El que hasta este punto NO ESTÉ de acuerdo,
debería plantearse cambiar la Constitución. No hay discusión hasta
este punto.

La ley que reglamenta cómo se hace para defender a la Patria (es decir
para cumplir el Art. 21) es la Ley de Servicio Militar. ( 17 mil y
pico, no me acuerdo el número) y la 19101 que es la Ley del Personal
Militar para el Ejército (y otras similares para las otras dos
Fuerzas). La Ley del Servicio Militar está vigente. Lo único que se
"suspendió" (no se "derogó") es el servicio de Conscripción.

Ok, esta ley vigente dice que todo ciudadano de 18 a 35 años de edad
FORMA PARTE de las reservas de las Fuerzas Armadas. Es decir NADIE TE
VA A PREGUNTAR si querés incorporarte si el Congreso de la Nación
decide llamarte, ya sea para la guerra, para una inundación en Santa
Fe o un terremoto en Mendoza. Entonces, señores, dejémonos de decir
boludeces: que a mi no me van a obligar, que uno quiere o no ir a los
cuarteles en su plan de vida, etc.

Repito, al que no le guste, que proponga a los legisladores que se
cambie la ley. A mi no me gusta pagar impuestos, y sin embargo debo
hacerlo. A mi no me gusta levantarme temprano, sin embargo lo hago. Al
empleado bancario tal vez no le guste andar siempre de traje y
corbata, y no lo elegiría "como plan de vida", pero lo acepta social y
cívicamente porque ese es su trabajo. Dejemos de darle vuelta los
argentinos a todo y discutir todo. Seamos más dispuestos y altruistas.
Bienvenido el servicio militar obligatorio. Y no solo es para
enderezar "negritos de la villa", como se queja alguno por ahí, sino
para socializar tanto a ellos como a los nenes de papá y a los
ciudadanos laburantes o estudiantes. A TODOS, señores, como lo ha
hecho durante casi un siglo la colimba. Todos comiendo la misma comida
y con las mismas ocupaciones, codo a codo en la trinchera o barriendo
el patio o jurando la bandera.

Ese concepto es el punto medio de la cosa. No es que el Servicio
Militar Obligatorio "castigue" a los jóvenes descarriados y por ello
eliminamos la seguridad. NOOOO!!! ERROR ! El concepto es que en algún
momento nos saca de la realidad particular (la villa, la mansión, la
pala, el arado, el aula o la oficina) y nos mete en la misma bolsa
donde sólo sos un ARGENTINO, un CIUDADANO. Y allí a muchos les "cae la
ficha" de como es eso del "deber ser": ni pibe chorro, ni nene garca,
ni plebeyo ni burgués. ¿Es tan dificil de entender???

Y ahora me presento, para que no me digan facho. Soy un ingeniero,
laburo todo el día como científico del CONICET (es decir, soy un
intelectual). Tras muchos años de laburar en la montaña (soy guía de
montaña) me pude comprar mi casa y una pequeña finca donde crio niños,
podo mi viña y cosecho mis aceitunas (es decir, me ensucio con tierra
también). Y considero haber cumplido con la preparación del Artículo
21, porque fui al Liceo Militar y soy un oficial de reserva. En el '78
me tocó la guerra con Chile (estaba en 4° año de ingeniería, ya tenía
una hija de meses, y sin embargo nadie me preguntó cual era mi "plan
de vida"). Como había movido un poco el culo en los primeros años de
facultad, ya no era un subteniente raso, sino un Teniente Primero, y
me tocó la responsabilidad (y el honor) de ser jefe de Compañía y
tener a mi mando casi 200 soldados, TODOS RESERVISTAS IGUAL QUE YO.

Así, señores, se vive en una República, donde los ciudadanos comunes
sabemos leer, escribir, criar hijos y defender la Patria con el fusil.

Saludos a todos desde Mendoza.
Gabriel Cabrera
CONICET